El Arte de Rastrear las Estrellas
Agrupación Astronómica Complutense
To GOTO or not to GOTO
Hace años un amigo nos relataba entusiasmadamente una de sus hazañas cuando practicaba su pasión, la caza menor: “… me fui al campo, al lugar previamente elegido, horas antes de que amaneciera. Permanecí sentado en una roca, inmóvil todo el tiempo, con la escopeta bajo el brazo. Por fin se hizo el alba, los conejos empezaron a salir de sus madrigueras. Me veían, veían el bulto que formaba mi capa, el cañón de la escopeta que sobresalía pero me tomaban como parte del entorno; no se percataban del peligro, no se asustaban ni siquiera cuando oían la detonación del disparo. Uno tras otro fueron cayendo”. El resto de adolescentes le replicábamos en torno burlesco: “qué afición tan tonta, que incomodidades innecesarias, pasar sueño, y frío; con la fácil que es ir a una carnicería y comprar la carne”.
La respuesta de él, que la pasión le cegaba como para no percatarse de la ironía de los comentarios, siempre iba en la misma línea: el placer que le reportaba la actividad cinegética, de hecho nos insistía que la captura de la pieza le daba mucho más placer que su degustación.
Los que vivimos una afición le entendemos, si no pregúnteles a los que hacen colas de horas para ver jugar a su equipo de fútbol favorito in-situ en el estadio cuando podrían verlo cómodamente del sofá de su casa.
La afición a la astronomía tiene similitudes con la afición a la caza (y con otras), y no sólo en lo de pasar frío y perder horas de sueño, las piezas deseadas son esos objetos estelares no visibles a simple vista: esquivas galaxias o nebulosas que a través de un pequeño telescopio solo se ven como débiles manchas lechosas, cúmulos globulares o abiertos, planetas más allá de Júpiter, asteroides, etc.
Cada vez que dejas de usar el GOTO te abres al conocimiento del cielo.
Hoy en día se venden telescopios con monturas computerizadas (telescopio GOTO) de tal forma que privan (perdón quería decir “ahorra”) al astrónomo aficionado la apasionante fase de la búsqueda del objeto a contemplar. Sin embargo, hay muchos astrónomos aficionados que aun disponiendo de esa tecnología prefieren, aunque sea de vez en cuando, practicar la búsqueda propia de objetos celestes, sin ninguna motivación para ello, salvo el placer (que no es poco) de “cazar a la pieza”. Es comparable a un pescador que realiza su afición cuando en realidad podría obtener mejores ejemplares y de forma más cómoda comprándolo en la pescadería del barrio.
Hace años, cuando aparecieron los dispositivos GOTO hubo un debate en la comunidad de astrónomos amateurs, los contrarios decían que le quitaban el encanto a la astronomía de afición. Hace tiempo que este estéril debate quedó atrás. No hay ningún motivo para que el que quiera, y se lo pueda permitir, compre y disfrute de un telescopio GOTO. Sin embargo, deberá tener en cuenta que:
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Los dispositivos GOTO evitan la práctica de la búsqueda de objetos celestes. Se da el caso de no pocos aficionados a la astronomía que propietarios de un equipo caro, sin embargo, no saben reconocer, ni siquiera, muchas de las constelaciones. Se crea una dependencia total de estos dispositivos. La recomendación de los amateurs experimentados es unánime: la mejor forma de conocer el cielo es prescindir al principio de dispositivos automáticos de búsqueda. Una vez adquirido los conceptos básicos se pueden utilizar sin ningún reparo.
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La montura computerizada encarece mucho al telescopio. Algunos fabricantes compensan el precio reduciendo la calidad óptica.
Ya sea por porque aún no se ha permitido comprar una montura robotizada, por romanticismo o por adquirir conocimiento del cielo, el rastreo de estrellas para la localización de objetos celestes le será un placer cuyo esfuerzo se recompensará con la recreación en la belleza del objeto “cazado”.
En esta serie de artículos se irán desgranando las técnicas, exponiendo los conocimientos necesarios y dando consejos para introducirle al apasionante mundo de la observación astronómica “tradicional”.